Para mi hija:
- issa fernanda toledo pineda
- 31 jul 2020
- 4 Min. de lectura
Aún puedo recordar el día que descubrí que venías en camino. Era un jueves del 2014 y en definitiva no fue nada cotidiano, fue toda una aventura el hacerme una prueba y ya habrá tiempo para contarte todo lo sucedido en ese día, hoy puedo decirte fue el día más chistoso de mi vida. Hoy tus tías y yo reímos mucho al recordarlo. Tengo que confesarlo: estaba muy emocionada, pero el mismo tiempo me sentía aterrada. Ya venía la cena del buen promedio, el examen para cambiar de cinta en TKD, estaba en un tratamiento y ya casi eran mis 16. ¡SÍ, 16!, ¿Cómo le iba a decir a mi mamá que ahora yo soy la que se convertiría en mamá? Hoy, siento tú mamá comprendo muchas palabras y muchas acciones que un día reproche de mi mamá. Pero bueno amor, ese es otro tema.
Me empecé a cuestionar tanto: ¿podré con esto? ¿Seré una buena madre? ¿Qué tal si lo hago mal? ¿Cómo sé si realmente estoy lista para tener un bebé? Pero ahora después de tanto, veo que después de todo tampoco me ha salido tan mal desempeñar este papel de mamá.
Tu llegada fue muy esperada, se trataba de nuestro primer bebé, es muy curioso cómo puedes sentirte enamorada de alguien a quien aún no conoces, pero así es la maternidad.
Cuando finalmente llegaste a nuestras vidas, volteaste nuestro mundo de cabeza. Todo lo que creía saber de la vida, cambió. Debo ser honesta: no tenía idea de cómo ser mamá. Jamás había sostenido a un bebé en brazos y mucho menos había cambiado un pañal. Era territorio totalmente desconocido para mí. Bañarte era una aventura, llorabas y mamá lloraba contigo. La vida quiso que al igual que yo, nacieras mujer. Me llena de alegría saber que podré compartirte todas aquellas cosas que encuentro maravillosas por el hecho de serlo. Pero también tengo un poco de miedo, pues sé que las cosas no son fáciles para nosotras.
Quiero que sepas que te admiro, simplemente por el hecho de ser una pequeña persona que tiene la maravillosa oportunidad de ver el mundo con un enfoque nuevo, limpio, inocente y emocionante. Tu inocencia y frescura contagian a todos los que te rodean, regalándonos esas sonrisas que muchas veces olvidamos que podemos tener siempre con nosotros.
Como madre, sé que tengo en mis manos una de las más grandes responsabilidades que existen en el mundo: tu vida, tu salud, tu educación emocional y tu bienestar en general. Los primeros años seré tu guía y maestra, para que después de un tiempo, tú sola comiences a extender tus alas y empieces a formar tu propio destino. Deseo que seas tan libre de ser y hacer. Pero mientras tanto, hay algunas cosas que debo decirte.
Eres una niña muy curiosa y observadora, eres un mundo, lo que hace que mil preguntas pasen por tu cabeza, las que intento responder de la mejor manera, y si puedo, aprovecho para regalarte alguna lección o consejo que pueda ayudarte. Sé que a veces las personas piensan que soy una ridícula o que estoy exagerando por explicarte porqué te regaño o recordarte que todo tiene solución si lo sabes hablar, últimamente la palabra respeto y reglas es lo que más escuchas. Gracias mi amor, por eso, escucharme. En primer lugar, ámate y cuídate a ti misma siempre. Eres lo más valioso que tienes y lo más importante, nunca olvides eso. Tu felicidad está únicamente en tus manos, no permitas que nadie te la robe ni la regales a cualquiera.
La vida es enriquecedora cuando nos rodeamos de personas y amigos que nos aman y comparten el día a día, pero ten presente que ellos vienen a darle un extra a esa felicidad que tú misma te encargarás de crear para ti. Quiero que desde ahora entiendas una cosa: eres hermosa tal y como eres. Sé que yo solía ser muy dura conmigo misma, y tú me has ayudado y enseñado a amarme y quererme como soy. Haré lo posible para que recuerdes cada día lo bella y noble que eres por dentro y por fuera.
Siempre te digo que eres fuerte y valiente, y me encanta escucharte cuando lo repites y que eso te motive a seguir adelante y enfrentarte a la vida venciendo tus miedos. Sí, aunque solo tengas 5 añitos sé que esas palabras retumban porqué lo repites con un ‘‘Yo soy valiente mamá, no me dan miedo los monstruos’’. Espero que esto lo mantengas siempre presente y nunca temas alzar la voz ni defenderte a ti misma. Aunque no promuevo la violencia, quiero que sepas cómo actuar en caso de que alguien intente hacerte daño. Y es por eso que no pierdo oportunidad para enseñarte defensa personal.
Sigue tus sueños y nunca dejes de luchar por cumplir tus metas. Las aspiraciones que tenemos en la vida son el motor para seguir esforzándonos cada día y continuar trabajando para ser mejores mujeres y seres humanos. Lo sé, nunca me canso de decirte que eres inteligente, porque quiero que nunca lo dudes. Que nadie te diga que no eres capaz de hacer las cosas. Haz lo que te gusta y lo que te de paz. Trabaja, esfuérzate y lucha hasta conseguirlo. Y no le temas al fracaso o a fallar, pues de todo podemos aprender grandes lecciones.
También te has convertido en mi maestra de muchas cosas, como el amor, la paciencia y la magia, dándome valiosas lecciones de vida. Compartir la vida contigo, me ha permitido también transmitirte muchas de las cosas que amo y he podido volver a experimentar a tu lado, como mi pasión por viajar y conocer lugares nuevos, pronto estaremos haciéndolo juntas, bailar en la cocina al ritmo de la música que me gusta y mi amor por los libros.
Por todo esto y mucho más, es un honor ser tu madre y te agradezco profundamente ser mi hija. Porque gracias a ti, mi primera hija, aprendí a ser madre y descubrí una forma de amor como ninguna otra.
Mí siempre y para siempre.
Tú mamá.

Comments