Aprendiendo a soltar, amar y abrazar, en la distancia.

Hoy compartí un ejercicio emocional sin saber lo bien que me haría sentir, hacer cartas para la gente que amas me parece algo tan lindo, desde el tomarte el tiempo para pensar en cada momento vivido o cada expresión corporal, en algún lado debemos poner todo lo que ya no podemos decirle a esa persona con la que ya no hablas o ya no coincides, por ejemplo:

¿Cómo estás?, ¿Me abrazas?, ¿Alguna vez quisiste correr a contarme algo y te diste un golpe de realidad?, ¿Sigues frunciendo el seño cuándo algo te molesta? y bueno, así podríamos seguir y seguir, porqué sí de sanar se trata, es paso a pasito, tomate tu tiempo, date el espacio, escríbele esa carta, finaliza con preguntas, date la oportunidad de cerrar con lo que duele, disfruta tus emociones, porqué el después del después traerá mucha buena vida.

Yo dejo la mía aquí.

“Mientras escribo hay una canción en particular de fondo, qué no tiene caso mencionar, siempre quise que tuviéramos una canción que pudiéramos identificar cómo nuestra, pero tal ves era una acción muy cursi de mi parte y decidí quedarme incluso con la canción, hay historias en la vida que hablan de los grandes amores, algunos piensan que son como estrellas fugaces que pasan por nuestra vida y a las que rara vez notamos hasta que han terminado de cursar nuestro cielo, mientras que hay quienes dicen que el amor de tu vida es algo que se representa en muchas y diferentes formas, pero si hay algo que yo sé es que lo nuestro tiene nombre y forma. Yo le puse, el mar en el que decidí nadar. Con el paso del tiempo he llegado a apreciar los pequeños matices que relucían cuando estábamos juntos, lo que hace real a una historia, no son las alegrías sino la complementación de estas junto a la realidad, lo que genera la crudeza del amor después del enamoramiento. ¿Realmente quieres estar con esta persona? Porqué llega el momento en el cuál la vida te sienta frente a la realidad y deja un lado lo que el romanticismo y enamoramiento provoca, para así dejar al amor y toca decidir. Entre los ojos bonitos que me encanta ver cuando le da el reflejo del sol o los ronquidos por las noches, ¿estás dispuesta/o? y entonces comprendes, ahora lo amás en la realidad, no en sociedad. No todas las historias funcionan como en la literatura, la nuestra fue tan real que tuvo que terminar porque no podían existir tantas sensaciones juntas. Tanto fue el amor que no alcanzó para más, no te culpo, era algo que tenía que pasar. No sé si fuiste el amor de mi vida, tal vez fuiste uno de esos amores fugaces que pasan dibujando estelas en el mar, o probablemente hayas sido lo más real que he tenido hasta ahora.

Tu estadía en mi vida fue corta, siempre nos imaginé en una cena romántica, ya sabes, velas, flores, y esas cosas cursis que a mí me parecen interesantes de vez en cuándo, nunca he tenido una como tal, así qué en una que otra novela de amor que formaba en mi cerebro camino al trabajo, estabas ahí, en mi imaginación, tomándote una copa de vino, me veías a los ojos mientras hacíamos planes inciertos a futuro, wow, cuantas sensaciones después de tanta imaginación, que se quedó ahí. En novelas armadas y ni si quiera relatadas. Y está bien, hoy te abrazo en la distancia porqué no hay nada que más disfrute que un abrazo, y así me despido. Con el abrazo que ocasiona el punto y final de los puntos suspensivos.

Con cariño, la mujer que te ama”.