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Mamá con el pañuelo verde.

  • Foto del escritor: issa fernanda toledo pineda
    issa fernanda toledo pineda
  • 28 jun 2020
  • 4 Min. de lectura

Decidí convertirme en mamá días antes de cumplir los 16 años, sí, no era el momento, ni la etapa que debía estar viviendo, sin embargo, lo acordamos y decidimos ser papás.


Al principio lo romantice, fui sobrellevandolo cómo si no necesitara decir que me estaba ahogando y necesitaba me tuvieran paciencia, el cuerpo se me transformaba y todos los monstruos de la infancia, entre otras inseguridades me invadían, no lo hablaba, sólo lloraba. Sí lo hablaba parecía víctima y cuándo me enojaba todo lo golpeaba. No estaba preparada, es claro. Naciste y me llené de miedo, aún así siempre estabas enamorándonos con esos ojitos, todavía pensaba que si le aconsejaba a alguien que no tuviera hijos hasta estar estable en todos los sentidos de su vida, dirían que no te amaba, pero mi vida, en nuestra vida fuiste esperada desde antes de saber que venías. Te amaba y te amo de una manera que no puedo explicar. Pero escribo esto porqué la vida te va haciendo comprender a otras, abrazarlas y no juzgarlas. Tuvimos 3 paradas antes de llegar aquí y parecía que todo lo comprendías con tanto amor, parecía que tus ojitos me decían “Tranquila mamá, pasará” y así fue cómo decidí cambiar actitudes, mejorar hábitos, ser un poquito más consiente y no hablar de más.


Siempre estuve consciente de que un bebé necesita, sobre todas las cosas, una madre emocionalmente tranquila que pueda atender sus necesidades. Yo había soñado siempre con ser mamá, y aunque mi embarazo no ocurrió en el momento más oportuno, estaba muy ilusionada. No me importaron los 20 kilos más, latimos juntas y me ayudaste a tener un parto tranquilo.


Y en el fondo de nuestro corazón, tenemos miedo de que a pesar de estos esfuerzos no seamos suficiente, por más que tratemos.


Creo que cuidar nuestra salud mental es lo responsable por nuestro bien y el de nuestros hijos. A pesar de esto, creo que después de cuatro años muchos de los miedos que tenía con respecto a mi hija y mi papel como mamá se han disipando. Hubo un momento en el que asociaba todo lo que le pasaba a mi hija (desde enfermedades hasta mal humor) con el hecho de que no somos tres, o qué mi papel de madre estaba mal en todos los sentidos.


Lo primero que deben saber es que ser madre soltera no es lo mismo que ser una madre sola. Soltera lo ha puesto la sociedad, cuándo realmente sólo es un estado civil muy independiente de la maternidad. En mi caso, realmente nunca estuve sola. Si bien quienes debimos estar involucrados en la aventura de ser papás, hemos estado ahí. Siendo equipo.


Así, en estos cuatro años hemos ido formando una nueva familia; posiblemente no la que yo imaginaba tener en mis sueños de adolescente, pero sí una donde existe apoyo y amor, especialmente para la más chiquita. Entenderán ustedes porqué me molesta tanto que últimamente haya personajes que sugieran que la “verdadera” familia es solo la que tiene “mamá, papá e hijos”. Porque yo sé por experiencia, que la estructura tradicional no es garantía de amor, de empatía y ni siquiera de responsabilidad. La familia existe por el cariño de quienes la integran, independientemente de quiénes estos sean.

Independiente sí llega alguien más a abrazarnos el alma. También será parte de.

No puedo dejar de mencionar que ser madre soltera me ha abierto los ojos al machismo que aún en pleno siglo XXI existe en nuestra sociedad. Es algo que no deja de sorprenderme. En lo personal, ser madre y estar soltera te deja dos cosas, que piensen que estás esperando un padre para tus hijos o qué entrar a tu vida va a ser muy fácil por el tiempo de soltería. Sé toparon con pared después de todo.


Como abogada sé, por ejemplo, que tenemos una Constitución donde se reconoció el derecho a la corresponsabilidad en el cuidado y crianza de los hijos. Pero en mi poca experiencia he visto que esto no es más que una mera aspiración, que dista mucho de la realidad que muchas otras mamás solteras viven, agradezco a Dios, su papá, mi hija y yo, seamos un gran equipo.


No pasa un día en el que no piense en otras madres solteras, a quienes sus familias les dan la espalda, que no tienen una situación económica buena, o simplemente son muy niñas como para siquiera asimilar lo que están enfrentando. No sé como lo logran, y para ellas va todo mi respeto, mi solidaridad a mi admiración. Creo que es momento que como sociedad asumamos nuestra responsabilidad sobre estas madres y sus hijos, ofreciéndoles trabajos que sean acordes a su condición, sistemas de cuidado compartido y guarderías gratuitas, y fortaleciendo un aparato legal que garantice una verdadera responsabilidad compartida en cuanto a crianza, y no solo asegure la entrega de un cheque a fin de mes. Porque ser padre o madre no es cuestión de biología, sino de decencia. Que la maternidad sea deseada o no sea.


Si te sientes triste, frustrada o desesperada. Tranquila, todo pasa, todo se acomoda, pero recuerda que la decisión que tomes hoy será consecuencia del mañana. Dos, son familia.


Con amor, para las mamás que lo necesiten.

Sí, la maternidad será deseada o no será. La decisión es tuya, el cuerpo es tuyo, no romanticemos la realidad de lo que sé vive siendo madres, el duelo que en otros caos pasamos.

Aborto legal y seguro.


“Desde que tenemos la primera menstruación vivimos temiendo un embarazo no deseado. Cuando somos niñas crecemos con ese temor a la violación de ese tipo extraño que nos puede agarrar en una calle oscura. Después, cuando disfrutamos del sexo consensuado, el temor persiste porque sabemos que el preservativo se puede romper y salirse y quedar adentro. Le pasa a una amiga, a una amiga de una amiga, y un día nos pasa a nosotras. Es un miedo que un varón no puede llegar a imaginar. Lo que está en juego son nuestras vidas, las de las mujeres.No se trata de un Boca-River. El aborto ya existe. Son 450 mil mujeres que acuden a esta práctica cada año”.(Periodista Mariana Carbajal, integrante del colectivo Ni Una Menos).






 
 
 

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