El amor propio, como base.
- issa fernanda toledo pineda
- 9 feb 2021
- 2 Min. de lectura
Y cómo un día Diego Ojeda dijo… el miedo, el p*to miedo, ese que te hace poner candados para que nadie más dañe lo poco que queda, ese que te hace pensar que nadie va a llegar a habitarte para llenarte la vida de sorpresas, ese que te hace dudar de tu capacidad para dar y recibir el amor que merecemos, el completo, no el de los cuentos de hadas o las películas románticas que duran dos horas y nos hacen creer que así debe ser toda una vida, pero entonces llega alguien que abre candado por candado, con paciencia, gentileza, y toma tu mano para que caminen despacio, y un día lo ves a los ojos y te das cuenta que quieres elegir verle todas las mañanas, pero el miedo no se ha ido, todavía cuesta abrir tu casa por tu completo y sí me refiero al corazón, porqué metafóricamente es nuestro hogar, nuestro motor, y hoy en día prefieres darle la prioridad justa y es lo correcto, un día mi mamá me dijo ‘‘Guarda tu corazón’’ y erróneamente entendí que debía ser más fría, limitar a quien se acercara, que así estaría guardándolo y no me harían daño, hoy no sé si lo he comprendido del todo, pero lo guardo, lo cuido, y lo comparto, comparto el amor siendo mi propio cien por ciento, sin salirme de la realidad en la que vivimos pero dando lo mejor de mí para quien sé quedo con paciencia y me tomo de la mano, abraza mis cicatrices y besa lo peor de mí. Porqué llega el momento en el que entiendes que amarte y respetarte es más importante que lograr tener ‘un amor para siempre’ porqué entonces saboreas lo que es mutuo y te das cuenta que sí no es así, puedes irte en cualquier momento, porqué aprendiste que esa frase trillada es real ‘amarte para poder amar’ y sí, así llega, sin esperarlo, de la nada, y te besa y sientes que te unes, comprendes que la vida y las personas son efímeras, que nadie es indispensable, y empiezas a decidir amar, amarle en sus momentos menos tolerables, amarle cuando dice rojo y parece azul, aprendes que ser equipo no es tan difícil y que vivir el presente, es más importante que pensar en un para siempre.
Y ver que hay alguien ahí, que te ve y sonríe, que te abraza sí el mundo se te ha puesto de cabeza, que te toma por la cintura, y te das cuenta que hay alguien brindándote su tiempo, su espacio, su cien por ciento. Y saltas, con miedo, por qué no olvidemos que el miedo nos hace estar alertas, pero decidiste saltar y fluiste y ahora que están de la mano, disfrútale…

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