Contigo y el tiempo.

Bienvenido a ese espacio inconquistable en el que plantar bandera suponía un delito contra la intimidad. A ese espacio para el que tan solo había sitio para mí y en el que ahora tengo que tirar tabiques para que quepa el beso de buenas noches que pende de la comisura de tus labios. 

Bienvenido. 

A lo mejor y a lo peor de mí. 

A la electricidad que provoca una mirada cómplice cuando te abrazo el corazón y a la que en silencio, anuncia la gran tormenta. 

Te daré los buenos días de la forma más especial, con la única y mayor esperanza de robarte una sonrisa que hace conmigo lo que quiere y cuando quiere. Esperaré de igual manera los tuyos.

Que el tiempo pase y pare cuándo estés aquí y vaya disminuyendo la distancia entre los dos y aumentando la tensión entre nosotros. Una tensión únicamente aliviada tras ese beso dulce y reconfortante que nos entrelaza, nos reafirma. Y nos hace saber que, lo que somos, lo será mientras nos sigamos eligiendo.

Déjame ponerte al día de nuevo mientras, con la mirada, me dices que eso ya te lo he contado. Y preguntarte, como sabiendo la respuesta, si me quieres y me has echado de menos. Acepta mi invitación para hacer lo que nos dé la gana durante las próximas horas. Desde tumbarnos en el piso hasta recorrernos la ciudad sin más combustible que una bolsa de papas y una conversación interminable. Pasando por escaparnos a esos rincones predilectos que den rienda suelta a nuestros instintos y sentimientos.

Aprovechemos y dediquémonos el tiempo que tengamos entre manos. Pues el mismo se encargará de esfumarse cuando volvamos a mirar el reloj. Dejémoslo todo atrás, ya tendremos tiempo de volver. Tranquilo, no tengas prisa, que tú y yo vamos muy lejos.

A veces nos cuesta confiar por culpa de los daños que nos hicieron en el pasado, pero ahora sé que es real, que el amor hay que encontrarlo y hasta que no lo haces solamente vives simulacros que nunca te llenan.

Rescátame siempre de aquella rutina que, en cualquier granito de arena de nuestro reloj, quiera arrebatarle el tiempo que nos queda. Que yo no quiero pararlo. Y que así, a tu lado, el infinito nos encuentre tomados de la mano.

Hoy, he decidido ser yo contigo. Porque te has merecido la mejor parte de mí.

Y bueno, llegó el momento, me negaré a despedirme. Cuando se trata de volver a verte, «pronto» suena a demasiado lejos. Y es que contigo y el tiempo, quiero quedarme. ❤️